Comunicación interracial
Una de las facetas más oscuras del poder de comunicar es la responsabilidad de ser el mensajero de Zeus, el súbdito de Cronos y el esclavo de Hades. Estirar un brazo o pronunciar la primera palabra. Clavar las garras en un pecho o llegar a la mitad del comunicado. Arrancar un corazón que lucha por seguir bombeando o terminar la oración con una afirmación negativa. Las metamorfosis son un evento bastante cotidiano, en lo que concierne a mi experiencia.
El hueso rozando la nariz durante suficiente tiempo. El pánico estalla cuando él nota que no ha comido en semanas. Lo están matando de hambre. Parece una mejor opción decirle la gran mentira, contarle que las sobras de los dueños están por llegar. Que los dioses están terminando de cenar y en cualquier momento largarán el alimento. Parece una mejor opción dejarle la cola en un sacudón eterno.
Sus ojos encandilados se adueñan del reflejo de la esperanza, tiñen la habitación de luz verde. Las piernas no tiemblan de miedo, tiemblan de ansiedad. Rodillas gastadas del roce en secuencia. No cesa el pensamiento sobre la felicidad que viven los ignorantes, pero su profesión se lo exige. Debe decírselo.
—¿Le pasa algo, Doctor?
—Señor Álvarez, debo darle una mala noticia.
—Comprendo. Debe de ser esa la razón de su cara de perro.
Muy bueno!!!