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Sobre la importancia de la historia en la educación

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Autora: María Paz Viñas Maresca

Resumen: 

La educación es esencial para el funcionamiento de la sociedad, para el mantenimiento de la paz y para el ejercicio de la democracia. La importancia de las humanidades ha disminuido en los últimos años. Entiendo que materias de esta índole pueden pasar a segundo plano porque no suman a la economía, generando una pérdida de cultura y valores. La filósofa Martha Nussbaum lo llama “la crisis silenciosa”, refiriéndose a la amenaza que implica la falta de pensamiento crítico y formación intelectual sobre la democracia.

Palabras claves: Educación, Humanidades, Sociedad, Actualidad y antigüedad


¿Quién se acuerda de los armenios?: sobre la importancia de la historia en la educación

El 22 de agosto de 1939, en las vísperas de la invasión alemana a Polonia, Hitler se encontraba en su residencia de Obersalzberg frente a comandantes del Wehrmacht, presentando un discurso sobre sus planes para Polonia y su falta de remordimiento. En el discurso, Hitler cuenta cuan poco le importa “lo que una débil civilización europea occidental” diga sobre él. Menciona a Genghis Khan y cómo “con un corazón feliz llevó a millones de mujeres y niños a una matanza y la historia solo lo recuerda como el fundador de un estado”. Hitler redondea su discurso explicando que ordenó a sus tropas “enviar a la muerte sin misericordia ni compasión a cualquier hombre, mujer o niño de procedencia o habla polaca”, finaliza su discurso con la justificación de: “¿Quién, después de todo, habla hoy en día del aniquilamiento de los armenios?” (Adolf Hitler — Statement On The Armenian Genocide, s. f). Actualmente, el genocidio armenio es solo reconocido por treinta y cuatro países, mientras que es negando por el resto, entre ellos, su perpetuador, Turquía.

El discurso de Obersalzberg de Hitler es un claro ejemplo de la necesidad de reconocer el pasado y mantener la memoria histórica presente. El negacionismo del primer genocidio del siglo XX le dio la confianza a Hitler para cometer las atrocidades del Tercer Reich. Si Genghis Khan no es recordado por la matanza del diez por ciento de la población mundial del siglo XIII, y los Jóvenes Turcos no sufrieron repercusiones por la muerte de entre seiscientas mil y un millón y medio de personas, ¿qué es lo que impedía a Hitler hacer lo mismo? La ignorancia histórica deja pasar por inadvertidos atroces crímenes en contra de la humanidad, la negación de genocidios es algo recurrente tanto en la historia como en el día a día, más y más las personas se toman la libertad de oponerse, sin prueba alguna, a lo que la historia dicta.

Las humanidades han tomado un papel secundario en nuestra sociedad. El estudio de nuestra identidad y el entendimiento de la cultura humana pasa a ser algo insignificante, una pérdida de tiempo. En una sociedad que valora la producción y la utilidad, sobre todo, queda poco lugar para el estudio del pasado. En la educación estas materias ya no tienen relevancia. Con una metodología de memorizar eventos y fechas para un escrito, sin ningún análisis de la relevancia de tal acontecimiento o con que está conectado, los estudiantes nunca llegan a entender para qué la estudian. Y si no se entiende el porqué, la materia pasa a ser inútil.

En nuestro día predomina la idea de que la historia es solo el estudio del pasado, y no un camino para entender del pasado para lograr comprender el presente, y hasta para prever posibles futuros. ¿Cómo es posible entender la invasión rusa a Ucrania si no entendemos las políticas rusas expansionistas y el control imperial soviético, el paneslavismo, el holodomor, la caída de la Unión Soviética y la independencia ucraniana en 1991? ¿O la guerra entre Hamas e Israel, si no entendemos el movimiento sionista, el nacionalismo palestino y los conflictos que estas ideologías generaron en la mayoría del siglo pasado? Los movimientos sociales actuales también necesitan de la historia para ser entendidos. ¿Cómo entenderíamos la cultura uruguaya sin saber de dónde venimos? La historia es todo lo que nos rodea, y el que busca logrará encontrar historia en cualquier lado que mire.
Heródoto, el padre de la historia, en sus manuscritos define su propósito: “La exposición que Heródoto de Halicarnaso va a presentar de su investigación se dirige principalmente a que no llegue a desvanecerse con el tiempo la memoria de los hechos de los hombres, ni menos a oscurecer las grandes y maravillosas hazañas, tanto de los griegos como de los bárbaros. Con este objeto refiere una infinidad de sucesos varios e interesantes, y expone con esmero las causas y motivos de las guerras que se hicieron mutuamente los unos a los otros” (Heródoto, 2024: 16).

La historia es una ciencia que apunta al entendimiento de la cultura humana, pero no aprovechamos de ella. Tenemos una herramienta que puede orientar y guiar nuestras acciones, para evitar los errores del pasado. La historia es un conjunto de ciclos y patrones que pueden ser aplicados para anticipar las próximas complicaciones y hasta eludirlas. La educación es el medio para ello.

A lo largo de la historia, la educación ha servido para cultivar sociedades y enriquecer civilizaciones. En la antigua Atenas y en el resto de la Hellas, la educación era valorada para el fomento del pensamiento crítico y para la participación del hombre libre en la polis. Los pensadores de la ilustración retomaron las ideas clásicas de la educación, e impulsaron hacia la democratización de la educación, para que la educación sea un derecho y no un privilegio, otra vez haciendo énfasis en el pensamiento crítico y el deber cívico del ciudadano. En ambas revoluciones industriales se dio la necesidad de ampliar la educación para crear ciudadanos con las habilidades técnicas necesarias para una sociedad industrializada.

Vivimos en una época de crisis de la educación y el aprendizaje; aunque el acceso a la educación haya aumentado, la calidad ha disminuido. Para Platón, la educación es la base para crear una sociedad justa y una sociedad en la que los ciudadanos puedan participar activamente en la vida política. En el libro IV el personaje de Sócrates habla de la importancia de educar a niños y jóvenes: “Si nuestros ciudadanos son bien educados y se hacen hombres en regla, verán por sí mismos la importancia de estos puntos [refiriéndose al rol del estado y el ciudadano]” (Platón, 2021: 129).

La antigua Atenas es la cuna de la cultura occidental, lugar de nacimiento de la democracia, la filosofía, la matemática, la política, el teatro, la ciencia. El legado ateniense es innegable hoy en día. Las ideas de la época dorada de Atenas siguen perdurando en nuestra sociedad: en el enfoque en la ciudadanía, la importancia de la participación en la vida política, en la arquitectura neoclásica, en el arte y en la literatura. Su cultura era tan valorada que una vez que los romanos conquistaron Grecia, intelectuales griegos fueron enviados a Roma, para servir como tutores de los jóvenes pertenecientes a la élite romana.
Para entender las complicaciones de nuestro sistema educativo, se va a compararlo con el sistema educativo ateniense. La educación en la Hellas variaba dependiendo de la polis, siendo Atenas y Esparta las más conocidas. Se eligió Atenas para el estudio dado que la educación fomentaba la ciudadanía, mientras que en Esparta era enfocada en crear guerreros.

La educación en Atenas se dividía en dos periodos, similares a los nuestros. La primera educación, la paideía, se enfocaba en la crianza de los niños hasta la edad de catorce o dieciséis. La enseñanza era llevada a cabo por un tutor privado que enseñaba historia, ética, aritmética, gramática, música y teatro. Una vez finalizada esta etapa, pasaban a la ephebeia, donde estudiaban hasta unirse al ejército a los dieciocho años. En esta época estudiaban aritmética avanzada, y se centraban en la dialéctica y la filosofía.

Dicho todo esto, hay que aclarar que el sistema educativo no era perfecto. La educación no era algo que el Estado proveía; dependía de que las familias pagaran un profesor para sus hijos, los miembros de las clases altas accedían a una educación avanzada, mientras que los que no la podían financiar deberían acomodarse con una educación muy simple. No incluía a los miembros más pobres de la sociedad, a las mujeres, y a los esclavos. La educación en la antigüedad ateniense no era equitativa, solo los pocos que podían acceder a ella lograban formarse como ciudadanos. Actualmente se busca la igualdad en la educación; aunque quede mucho que hacer para lograr la democratización, es un objetivo planteado por organismos internacionales y Estados.

Uno de los problemas que enfrenta la educación actualmente es el sobreuso del loop learning y la valoración de la memoria sobre el entendimiento. El loop learning es la metodología de aprender datos de memoria como preparación para una evaluación, y olvidarlos una vez enfrentada dicha instancia. El uso de la memoria es una herramienta sustancial, pero no se debe depender solo de ella. La memoria es efímera y temporal, la comprensión no. La educación tiene que proyectar a que las cosas se entiendan, el profesor tiene que explicar cómo y por qué pasan las cosas, para que luego el alumno logre desarrollar pensamientos críticos y aplicar el conocimiento. La memoria funcionaría como una herramienta de respaldo o apoyo para enriquecer el conocimiento. Por ejemplo, no es suficiente que el alumno sepa que el cuatro de agosto de 1914 las tropas alemanas marcharan hacia Bélgica, sino que comprenda el efecto en cadena que puso en marcha el plan de Schlieffen.

No significa que la memoria no sea importante; la memoria es muy valiosa cuando es usada adecuadamente. En el caso de los griegos, que esperaban que los alumnos recitaran pasajes enteros de poesía épica, la memoria era parte de la educación. La diferencia está en que los griegos llegaban al conocimiento por el razonamiento y la dialéctica, y usaban la memoria para desarrollar la cultura.

Otro problema de nuestro sistema educativo es la falta de comprensión de los alumnos. Se espera poder aplicar el modelo tradicional a todos, sin importar las diferencias y la diversidad que existe. La falta de interacción entre el profesor y el alumno puede resultar en la falta de entendimiento. Si el profesor no interactúa con el alumno, no tiene forma de saber si el alumno está siguiendo el hilo del programa. Suele pasar que los alumnos no logren entender la clase y terminen estudiando de memoria para una evaluación. En ese caso el alumno no ha aprendido nada y se pierde el propósito de la educación.

En el método de enseñanza ateniense que valoraba la relación entre el alumno y el pedagogue, el profesor no solo cumplía con enseñarle al alumno, sino para guiarlo en el proceso de autodescubrimiento. El método socrático funcionaba para asegurarse que el alumno pudiera no solo entender sino lograr llegar a sus propias conclusiones y para mejorar su capacidad de argumentación. Esta es la forma de asegurarse que la educación dé sus frutos.

Pero la mayor diferencia entre la educación actual y la educación helénica es el propósito de ella. Actualmente, la educación prepara para poder ingresar al mercado laboral y formar parte de la economía para ser un ciudadano moderno. Mientras tanto, la educación ateniense se enfocaba en la gestación de un ciudadano activo en la vida política de la polis, la fomentación del pensamiento filosófico, la ética y la moral.

Para finalizar, en el libro “Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las humanidades” por Martha Nussbaum, habla de cómo las humanidades cultivan el alma y la humanidad, para poder lograr una sociedad democrática basada en el respeto al prójimo. Entiende que la sociedad industrializada valora la producción y la rentabilidad sobre la formación de la virtud y el ethos. La historia, la literatura, la filosofía, y el arte son sacrificadas y recortadas del currículum educativo a favor de otras materias. La educación no puede fallar en promover las humanidades, no basta con solo crear trabajadores y empresarios; sino pensadores, personas empáticas, comprensivas, ciudadanos involucrados (tanto de un Estado como ciudadanos del mundo), comprometidas con el bienestar y el porvenir de la sociedad y todas sus partes. La democracia necesita de ciudadanos ilustres para funcionar, sino corre peligro.

Bibliografía

Nussbaum, M. C. (2010). Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las humanidades (M. V. Rodil, Trad.).

Platón. (2021). La República (P. Azcárate, Trad.; Mestas Ediciones). Heródoto. (2024). Historia (B. Pou, Trad.; Editorial EDAF).

Adolf Hitler — Statement on the Armenian Genocide. (s. f.). (traducción de la autora) https://www.armenian-genocide.org/hitler.htm

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