Secretos de héroe
Caminan el horizonte con los ojos fijos en el enemigo. Como cualquier felino que caza exitosamente a su presa, lo analizan. Calculan distancias y velocidades. Agudizan el oído y le rezan al viento para que les traiga información de guerra. El paisaje comienza a verse con tintes de verde y, lentamente, sus miradas se transforman en la de un rifle. El objetivo es fácil, podrán hundirlo antes de que toque tierra.
Los niños alguna vez abandonados en una isla desierta han construido una fortaleza. Se saben poderosos y capaces de defenderla porque les ha crecido una capa de la espalda. Hermes intentó darles, en forma de ofrenda, sus tobillos con alas, pero un héroe nunca se conforma. La ambición hizo que le robaran a Zeus las capas forjadas por su rayo.
Crecieron con el único fin de defender su tierra espalda con espalda. Lo dorado de cada lomo los armó en la competencia de los astros más brillantes y desde entonces llegan piratas a su isla con intenciones de encontrar un gran tesoro. Con rostros duros pero sonrisas esbozadas luchan por mantener no solo una isla desierta, sino una leyenda marketinera.
Pero lo han visto a usted, allí escondido entre las ramas, señor lector. Al parecer están dispuestos a compartir su secreto con usted. Dos niños de capa dorada no son más que dos hombres recién arribados en Lesbos, una isla griega. Usan mantas de aluminio para recuperar el calor mientras dos botes inflables llegan con más refugiados sirios como ellos. Vienen desde la costa turca. Más de 2000 refugiados llegaron ese día, pero silencio señor lector, recuerde que es un secreto.