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Intercambio: Delphin Pöet

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Milano_tram_piazza_Cavour


El tranvía me dejó del otro lado de la calle cuando yo llegaba ya cinco minutos tarde. Apurada, me abalancé sobre la cebra pintada en el pavimento, pero una sinfonía de bocinas y gritos me hizo saber que Italia no funcionaba así.


Me quedé inmóvil pero impaciente hasta que el estático círculo rojo se tornó verde y corrí hasta llegar al otro lado. Entré a la universidad y dejé que mi intuición me guiara hasta un ascensor. Me guió hasta un baño, así que volví sobre mis pasos y, en un inglés atropellado, le pregunté al portero cómo llegar al piso tres. El hombre se ajustó el chaleco y me miró sin contestar.

-Tres- insistí. Ante su pasividad, hice uso de mis dedos pulgar, índice y anular poniéndolos a la altura de sus ojos. El portero los abrió mucho y sonrió:
Piano terzo! -dijo, señalando a la derecha con el brazo extendido. Seguí la línea invisible que el hombre había trazado y llegué al ascensor. Lo llamé una, dos y tres veces hasta que decidí correr escaleras arriba. Sudando, busqué con la mirada el salón C312 y caminé hasta la puerta. Me detuve, acomodé como pude mi ropa y entré, tratando de respirar hondo.

Unos veinte pares de ojos se posaron en mí y me atravesaron, pero aún así logré llegar al fondo del salón y desparramarme sobre una silla. La clase había comenzado hacía quince minutos.

Una vez que mi corazón dejó de querer salirse de su lugar, intenté concentrarme en la lección. La profesora no debía tener más de treinta años, usaba labial rojo y tenía una gran mata de pelo marrón cayéndole sobre los hombros. Hablabla en inglés y explicaba algo sobre el periodismo en Italia. Quise levantar la mano y decir algo inteligente pero, lo que sonaba tan bien en mi cabeza, salió por mi boca como un nudo de palabras mal pronunciadas por alguien que le teme a hablar en inglés en público. La profesora me miró esforzándose por entenderme, pero todos los demás estudiantes creyeron que yo era simplemente boba. Me hundí un poco en mi asiento y me mantuve callada. Me acordé de una chica francesa de mi clase de publicidad de hace un año. Se llamaba Delphin Pöet y tenía el pelo muy enrulado. Era bajita, así que le costaba bajar el proyector cuando nos mostraba algún anuncio de su país, pero de todas formas ninguno de nosotros sabía francés y nos perdíamos ni bien empezaba. El profesor simpatizaba con ella e intentaba completar sus frases cuando Delphin participaba, pero su español era tan malo que podía estar diez minutos intentando armar una oración que nosotros pudiéramos entender. Se enredaba y se quedaba largos instantes pensando entre palabra y palabra. Al final, todos nos cansábamos de escucharla.

Ahora, yo era Delphin Pöet. Delphin intentando tomar un tranvía por primera vez en su vida, llegar a una universidad nueva y sacarse buenas notas en clase. Yo era la Delphin Pöet versión Italia 2016, y estaba cien por ciento comprometida con el papel.

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One thought on “Intercambio: Delphin Pöet”

  1. Joseph says:

    Del otro lado del mostrador!
    Me encantó

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