La melodía de Caín
El arte de encontrar al culpable a través de sus movimientos nerviosos, sus gestos neuróticos y sus respuestas dilatadas a preguntas tan asesinas como el victimario. No hay peor asesino que el que no siente culpa, el que mata a uno de los suyos sin alimentar su trauma.
Do, Re, Mi, Fa, Sol y La. La mirada de estos seis sociópatas parecen generar un eco que resuena en el fondo de la sala diciendo: “Sí, matamos a Si”. Y parece que lo descuartizaron, le quitaron toda la sonoridad y lo devolvieron al espejo negro al que llamamos universo. Al igual que la bruja que ofrece una manzana, los hijos de Caín ofrecen un xilófono.
Con sus manos limpias, usted empieza a hacer sonar una música de gentil melodía. Su oído se regocija ante la posibilidad de convertirse en un artista de renombre. El ritmo se transforma en una rutina que le da vida, le da alma. La partitura se transforma en su escapada de la realidad. Todo es armónico hasta que llega a la última nota de su paraíso. Debe apoyarse sobre Si, pero no la encuentra por ningún lado. Se precipita y se siente cerca de un ataque de pánico.
Es en ese preciso momento en el que la melodía se termina por las risas psiquiátricas del resto de las notas. Han matado a Si y no sienten culpa. Juan Campodónico y su banda Campo lanzaron su nuevo disco este año y, con él, cometieron un asesinato.
Genial la perspectiva de la nota. Creatividad y estilo, felicitaciones!
Tremendamente contundente. La tuve que releer porque la termine y es tan contundente que me quede con ganas de que siga! Excelente!
Muy bueno!!