Fotografía: RTVE

Señor Peter, Peter Handke, ¿cuánto lo conocemos? Fuera de su trayectoria y su obra, que para muchos es un conocimiento adquirido recientemente, ¿qué vemos cuando vemos su foto? Usted es el ganador del Premio Nobel de Literatura 2019, en reconocimiento por su “trabajo influyente que con ingenio lingüístico ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana”, de acuerdo con el sitio web  de la fundación.

En esta era de hiperinformación, la mayoría llegó a usted a través de una noticia  que leyó en Twitter, de un informativo de televisión o directamente desde un portal. La mayoría leyó la información, vio la foto y continuó su consumo habitual de contenidos sin alteraciones. En esta era de hiperinformación, señor Peter Handke, en los medios la mayoría lee poco y no lee nada; lee, pero no entiende y ahí empieza la gran dificultad. El hecho de no conocerlo no es un problema atroz para la humanidad, porque también hay otras personalidades que ella conoce y otras que ella desconoce. Pero, al menos, es un reflejo de la falta de atención que prestamos a los grandes literatos en los medios de comunicación y, sobre todo y ante todo, en su producción, que es el centro de la cuestión. Señor Peter Handke, disculpe.

Ahora bien, al ver su foto, su seriedad nos conecta con un aire intelectual propio de los cultores de las letras. Su semblante sugiere la capacidad especial del escritor de observar y contemplar. Sus lentes no son meros instrumentos para corregir una falla visual. No. Son ventanas al mundo. Desde esos cristales, usted observa y contempla. Usted examina atentamente la realidad que lo rodea y, además, sabe impregnarla de un sentido más alto, espiritual, metafísico, suscitándole cariño o aversión que después usted plasmará en palabras.

Saber de su existencia, señor Peter Handke, no se equipara a conocerle. Conocerle implica dar un paso más: tener contacto con su obra, dialogar con ella. Aún muchos no lo dieron. Aún yo no lo di. Por eso, señor Peter Handke, disculpe.