Mamá Occidente
Desesperada, los pensamientos le saltaban de un hemisferio a otro, no podía contenerlos, corría pero había dejado de alcanzarlos. Cuando aparecía Mamá, se desesperaba aún más, porque sabía que tendría que correr también con las piernas. Y mientras tanto sus pensamientos seguían incontenibles, inalcanzables, insaciables.