El último beso
Lunes, 5:30 de la mañana. “Ya es la hora, andá preparándote”, me dice papá mientras me toca la espalda. Abro los ojos y me quedo quieta por un minuto. Me paro del sillón, me pongo las manos en la cintura, miro a mi alrededor, suspiro
Lunes, 5:30 de la mañana. “Ya es la hora, andá preparándote”, me dice papá mientras me toca la espalda. Abro los ojos y me quedo quieta por un minuto. Me paro del sillón, me pongo las manos en la cintura, miro a mi alrededor, suspiro
“Parece una casa abandonada”, le decía la mujer cuando llegaba de trabajar. Se paraba en el portón antes de entrar, miraba el jardín, abría la puerta de la casa y le reprochaba el abandono y el descuido al hombre sentado en el sillón. Decidió que
Era el último fin de semana de junio pero hacía calor. Nada atípico para San Juan. Algunas casas de Salto tenían la marca de agua recién grabada, esa que define el límite entre pintado y despintado, limpio y sucio, seco y húmedo. Desde el apartamento
Entró a la casa como si fuera la primera vez. Caminó despacio hacia el estar, procurando no hacer ruido. El ambiente tenía un olor dulce, cálido, distinto al que esperaba encontrar. Le costaba mucho entrar a la casa de otros por primera vez, ya que
Lo primero que pensé es que no tendría que haber llevado mi laptop a clase esa mañana, porque ahora tendría que cargarla Me bajé del tranvía con un repentino malhumor. El conductor acaba de avisar de que un grupo de jóvenes había tomado Corso di