¿Por qué hay que humanizar los CTI?
El avance de la tecnología ha hecho que la medicina se aleje de lo más importante: las personas. En Cuidados Intensivos la situación se agrava y en contexto de pandemia empeora la situación
Martín miró una mancha de humedad durante un mes y medio. La conoce de memoria porque era el único defecto en el techo de su habitación en la Unidad de Cuidados Intensivos. Enfermeros y médicos entraban constantemente y hablaban entre sí sobre su situación. Utilizaban términos médicos que lo asustaban mucho y también hablaban sobre banalidades que él extrañaba. Él seguía quieto. Lo curioso es que muy pocos se acordaban de que el hombre que estaba inmóvil encima de la cama los estaba escuchando o que estaba sufriendo “más que nunca”, pero no por el dolor físico, mitigado por los analgésicos, sino por el “agujero emocional que genera la soledad y la frivolidad de los CTI”, según el propio Martín.
En el 2013 una encuesta de la Universidad de Harvard aseguró que el 45% de los médicos intensivistas no volverían a elegir su profesión y que el 51% sufre el Síndrome de Burnout, es decir, estrés por una excesiva carga laboral . Pedro Alzugaray es médico encargado del CTI del Hospital Americano y dice que “medicina antes daba una gran importancia a lo humano, pero con el desarrollo espectacular de la tecnología y la ciencia se tecnificó tanto que se fue perdiendo ese humanismo y esto es aún peor en Cuidados Intensivos”. Si la medicina cura a los humanos, ¿por qué está deshumanizada?
Gabriel Heras es médico intensivista español y en febrero de 2014 comenzó un proyecto llamado HUCI (Humanización de las Unidades de Cuidados Intensivos), esa H muda ejemplifica perfectamente la necesidad de “cuidar lo invisible” y realizar una “revolución de la emoción”. El proyecto entiende la humanización como el margen para mejorar el trato que se les da a las personas que están allí. La piedra angular en este cambio de paradigma es la comunicación.
En Cuidados Intensivos hay una complejidad inicial debido a la severidad de las patologías que tienen los pacientes. Además, los procedimientos médicos, la interacción entre los especialistas, el paciente y la familia, hacen que una correcta comunicación logre el buen funcionamiento de esta estructura tan compleja y delicada. Sin embargo, la comunicación dinámica en los centros hospitalarios no parece ser lo normal. “Es como una fábrica donde los operarios son altamente calificados y donde cada sector tiene un proceso diferente y está todo muy tecnificado. Lamentablemente, la comunicación suele quedar en un segundo plano”, explica Pedro Alzugaray.
El problema con la deshumanización que hay en los CTI es que por lo general se asocian a un lugar al que uno va a morir. Ahí está el error. A nivel mundial el 85% de los que ingresan a una Unidad de Cuidados Intensivos sobrevive. Pero la percepción (y en la mayoría de los casos la realidad) sigue siendo la de un lugar hostil, con horarios estrictos y procedimientos calculados que apenas incluyen el aspecto emocional.
Las principales propuestas del proyecto HUCI son: incorporar expertos en psicología al equipo médico que sigue al paciente, así como también a su familia y a los médicos intensivistas, eliminar los horarios de visita estrictos y trabajar a partir de un sistema de puertas abiertas, incorporar talleres de música en vivo para los pacientes, llevar a los pacientes con sus respectivos aparatos y equipos médicos al aire libre si es posible y, por último, rediseñar la arquitectura del CTI, priorizando la ubicación del paciente y la comodidad de su familia.
La deshumanización que trajo el COVID
Pedro Alzugaray comenzó a gestionar el cambio de paradigma hacia la humanización para el Hospital Americano en setiembre de 2019. Ya para fin de año las instalaciones estaban comenzando a ser revisadas y las políticas más flexibles se hacían realidad. El 13 de marzo del 2020 el Coronavirus aterrizó en Uruguay y para los médicos intensivistas fue un “baldazo de agua fría”.
Puertas abiertas, horarios flexibles y paseos por el hospital. La humanización hoy parece estar más lejos que nunca, nada es compatible con el distanciamiento social ni con las medidas sanitarias de extrema precaución que deben adoptar los hospitales. “Lo primero que hicimos fue suspender las visitas de familiares a CTI y los informes presenciales. Es la antítesis de la humanización. No solo no se abrieron las puertas, sino que también se cerraron, totalmente deshumanizado”, explica el Dr. Alzugaray.
Todos los médicos intensivistas consultados concuerdan en que lo más complejo de Cuidados Intensivos en la pandemia ha sido dar noticias duras por teléfono. “Hablar por teléfono con alguien que uno no conoce y tratar de generar empatía solamente a través de la voz sin poder mirar a los ojos es algo muy difícil”, explica Alzugaray. En esa misma línea, el equipo de humanización del Hospital Policial*, señala la fragilidad emocional que conlleva esa práctica.
A pesar de que la pandemia significó un enorme retroceso en los proyectos de humanización, Alzugaray es optimista y cree que una vez que se termine el Coronavirus, todos los mecanismos para acercar a la gente y fomentar el cuidado por el aspecto emocional van a ser “aún más apoyados”.
Herramientas como la video llamada han llegado para quedarse, porque a pesar de que hoy es la única manera de contacto que los pacientes en las Unidades de Cuidados Intensivos tienen con sus familiares, en el marco de la humanización puede ser muy útil. El encargado de CTI del Hospital Americano los explica así: “Puedo tener una unidad súper humanizada, pero igual teniendo un familiar que no puede venir y el cambio de paradigma se puede dar con herramientas como Zoom”.
Puertas abiertas
Aunque hoy nos cuesta pensar en el sistema de puertas abiertas por la pandemia, el contacto con los enfermos es erróneamente percibido como peligroso a nivel sanitario, cuando, en realidad, el Dr. Alzugaray explica que si se toman todos los cuidados necesarios “no aumenta el riesgo de infecciones, sino que se mantiene igual que con las puertas cerradas”.
La principal resistencia a la humanización la ejercen los propios médicos. Según los especialistas, el argumento de los que se oponen es que muchas veces los doctores toman decisiones por los familiares sobre la salud del paciente. Con el sistema de puertas abiertas, los familiares podrían involucrarse en estos procedimientos y, según el equipo de UCI del Hospital Policial, quienes estaban en contra creían que “el trabajo se vería interrumpido o distorsionado”. Lo curioso, según el encargado del CTI del Hospital Americano, es que la resistencia al cambio no fue un tema generacional: “A priori yo pensaba que los más viejos iban a ser los que más se resistirían, pero fue al revés, los más jóvenes terminaron siendo los más conservadores. Va más allá de las edades”.
“Es gracioso que digan esto porque cuando a los médicos nos preguntan cómo nos gustaría que nos trataran si estuviéramos en CTI, creo que a todos nos gustaría tener a un familiar al lado. Sin embargo, como médico todos los días cierro la puerta y no dejo que entren los familiares de mis pacientes”, argumenta Alzugaray.
El contexto familiar del paciente que está en Cuidados Intensivos adquiere un papel importantísimo. Los expertos en comunicación hospitalaria hablan de que los familiares adoptan una serie de roles para los que nadie los preparó: cuidar de un enfermo grave, tomar decisiones que pueden determinar el futuro de quien está enfermo y recibir información que puede ser dura o incluso inentendible por parte de los doctores. Todo esto, sumado a la agresividad de los tratamientos, la situación crítica de los pacientes y la incertidumbre de saber qué va a pasar, genera síntomas como depresión, ansiedad y estrés post traumático en la familia, algo que en el primer mundo se denomina Postintensive Care Syndrome Family (PICS-F).
En los proyectos de humanización realizados en España y Francia, la apertura de las puertas hace que la comunicación sea fluida y se genera un vínculo más estrecho entre la familia y el médico. Al mejorar esta relación, según Heras, “los médicos podemos trabajar mucho más tranquilos”. Además, el equipo de humanización del Hospital Policial” recuerda que muchos de los pacientes de CTI están sedados y sin posibilidad de hablar. En esos casos, a su juicio, es fundamental la comunicación con las familias para conocer el contexto social y biográfico de los pacientes.
¿Qué pasa en Uruguay?
En nuestro país, el Hospital Policial es el más avanzado en humanización. Gonzalo Lacuesta encargado de la UCI, explica cómo se trabaja en ese hospital: “Creemos fundamental contar con un equipo interdisciplinario que atienda el cuidado de lo invisible, integrado con un equipo psicosocial exclusivo para el CTI, con el fin de establecer un apoyo emocional para pacientes, familiares y profesionales”. Por eso desde el 2018 el Hospital Policial cuenta con un sistema de Puertas Abiertas en el marco del proyecto HUCI español. El equipo de humanización del Hospital Policial, como lo llama Lacuesta, está compuesto por jefes médicos, enfermeros, médicos intensivistas, psicólogos y trabajadores sociales que tienen como objetivo “priorizar la dignidad de las personas”.
Aunque la pandemia del COVID-19 fue difícil para los proyectos de humanización alrededor del mundo, Alberto Pérez, enfermero en el CTI del Hospital Policial, es optimista: “Si ya hemos puesto el rumbo fijo en la humanización, no hay pandemia que lo desacelere”.
Los enfermeros, además de los médicos, son quienes están en la primera línea del combate en Cuidados Intensivos y viven la humanización desde adentro. Pérez trabaja hace más de 20 años en CTI y entiende el proyecto de humanización del hospital como “priorizar ese minuto a minuto que a veces el paciente necesita con el enfermero para decirte cosas, me esfuerzo por entenderlos siempre”. “Ya no nos alcanza en un CTI con los cuidados que ya hacemos -agerega-. El ser humano es un todo y ahí también entran sus emociones y la parte psíquica”.
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* El equipo de humanización del Hospital Policial que estuvo involucrado en las declaraciones usadas en este reportaje está formado por: Dras. Helena Meiss, Soledad Piriz , Irina Shercochian; Licenciada de Enfermería Ana Galeano, Lourdes Ferro, Milka Curbelo; Psicologos Pablo Florio, Maria Julia Russo; pasante en psicología Noelia Cassamagnaghi; Asistente Social Paola Piemonte.
Muy interesante!
Excelente!
Muy bueno!!
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hoy tuve el placer que me llamara el dr lacuesta, y es tal cual expresa este articulo, la humanizacion …. tan dejada de lado por el profesionalismo y almidonados rigores administrativos.
que una persona pueda trasmitir telefonicamente tranquilidad asi la situacion es comprometida nos permite tener esperanzas claras, su alcance y posibilidades, el dia anterior tenia otra vision y opinion del sistema, como cambia todo dependiendo de quien lo diga o como lo diga, como un profesional comprometido con la salud pero tambien con el aspecto humano, del paciente y de los familiares. gracias es poco, reconocerlo es apenas justo, senti la necesidad de averiguar sobre este medico tan particular y descubro este articulo, evidentemente hay todo un concepto de salud mas alla de lo clinico estrictamente y tuve la suerte de tomar contacto. si todo esto es posible y es beneficioso para el paciente no hay que negarse de antemano, pues a muchos les va dar una tranquilidad en esos momentos tan angustiantes, felicitaciones y adelante!